Foto: Graciela Barrera |
Me acuerdo de las
navidades de mi infancia.
Me acuerdo que mi padre
nos abandonaba para irse con su antigua familia.
Me acuerdo de las luces
de bengala que siempre me provocaban mil sonrisas.
Me acuerdo cuando
llegaban mis primos de vacaciones y la vida solamente era jugar.
Me acuerdo de la
fealdad de los arbolitos y arreglos navideños que ponían en mi casa.
Me acuerdo de cuando mi
madre empezó a investigar sobre el árbol navideño y decidió dejar de ponerlo.
Me acuerdo que me gustan los nacimientos colocados en los zócalos de cualquier ciudad.
Me acuerdo del puerto
iluminado, tan iluminado que siempre creía que el mar era de cristal.
Me acuerdo de la
tradición de las ramas de los niños jarochos.
Me acuerdo de los
regalos tan escasos y de la chimenea que siempre dibujé.
Me acuerdo de las
posadas a las que no asistí.
Me acuerdo de los
romeritos, del bacalao y del pavo. Y de la rareza de las frutas. Y de los
dulces mexicanos. Y de la abundancia de los cacahuates.
Me acuerdo de mi
fascinación por las flores de nochebuena.
Me acuerdo que me gusta
ir a los mercados y ver todo lo que venden referente a la navidad.
Me acuerdo que fui
creciendo y la navidad siguió transformándose en mi vida. Ninguna fue igual a
la anterior.
Me acuerdo de mi perro
Movie que odiaba los cohetes navideños.
Me acuerdo de los
perros callejeros que no se inmutan entre tanta alboroto.
Me acuerdo de las
navidades con mi nueva familia.
Me acuerdo de los
intercambios de regalos con los amigos.
Me acuerdo del rostro
de mi hija y de su abrigo azul.
Me acuerdo de las
películas con temática navideña, pero, sobre todo, me acuerdo que cada navidad
no dejo de ver Qué bello es vivir de
Frank Capra.
Me acuerdo que se
perdió la costumbre de las tarjetas navideñas enviadas por correo. Ahora existe
Internet.
Me acuerdo de la gente
que llora por su soledad en los hospitales, cárceles o calles.
Me acuerdo de la gente
que aunque esté en los hospitales, cárceles o calles, tiene más paz interna que
la gente que lo tiene todo.
Me acuerdo de los niños
enfermos, maltratados, huérfanos, drogadictos o secuestrados que desean tener una navidad como las de aquellos niños
que no conocen el sufrimiento.
Me acuerdo que mucha
gente odia los días navideños. Para otros, la navidad es su felicidad.
Me acuerdo de las
historias de la gente con sus abrazos hipócritas y reconciliaciones pasajeras.
Me acuerdo de las
historias de la gente con sus visitas inesperadas o llamadas telefónicas solo
porque es navidad aunque el resto del año olvida que existen.
Me acuerdo de los
funerales en navidad.
Me acuerdo de las
tragedias en mi país o en el mundo en navidad.
Me acuerdo de la gente
emocionada por tener unión familiar aunque sea solamente una noche.
Me acuerdo que mucha
gente todavía desconoce el verdadero significado de la navidad.
Me acuerdo de la
primera impresión que sentí cuando leí la historia del nacimiento de Jesús en
la Biblia. Todavía sigue impresionándome.
Me acuerdo que ya no me
importa si hay regalos, cena o fiesta.
Me acuerdo que no me
interesa la fecha sino el gran acontecimiento.
Me acuerdo que ese niño que nació fue nombrado: Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Me acuerdo que las pequeñas manitas cerradas de ese niño, 33 años más tarde
serían abiertas con violencia para clavarlas en una cruz.
Me acuerdo que ese niño cumpliría la promesa de convertirse en mi salvador.
Me acuerdo que la navidad puede ser todos los días de mi vida.
4 comentarios:
...y yo me acuerdo que en este mundo hay personas como tú, que nos dan señales de vida y es por eso que me gusta tantgo leerte. Precioso recuerdo de lo que significa la vida y la Navidad, se celebre el día que se celebre.
Te deseo unos días en familia al menos y que los disfrutes mucho.
Besicos muchos.
Vaya recuerdos mi amiga. Espero que estés bien. Feliz Navidad. H.
Me gusta tu árbol de navidad, digo, tu bicicleta.
La navidad es tiempo de nostalgia, de recuerdos, de balances. Sí, a mí me pasa que cada vez me gusta menos y tengo ganas de que pase rápido. Me encantó leer estos recuerdos como un precioso y oportuno poema. Un abrazo.
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