lunes, julio 27, 2015

El universo de mi oído

Imagen de Internet


Los oídos se afilan, la cabeza se inclina, el cuerpo todo escucha: ningún rumor.
Clarice Lispector

Después de un par de meses, descubrí que en mi oído derecho cabía el universo. En mis madrugadas escuchaba el golpeteo a un muro y pensaba en varias historias sobre ese muro. ¿Quién era la persona que no dormía por golpear tan insistentemente? ¿Qué clase de martillo usaba?  ¿Era un muro antiguo lleno de secretos? Mi sorpresa fue  que yo era la única de mi casa que lo escuchaba. Un día puse mi cabeza sobre mi almohada y escuché el oleaje del mar. Otras veces, escuchaba el caer de una estrella. Grillos que no se cansaban de cantar; el soplo del viento que se transformaba en una ligera lluvia; hojas que caían como si yo fuera el árbol. Extrañas voces que no logré describirlas. Y el silencio era tan puro hasta que lo quebraba un ladrido.  Y pasaban los días y mi oído era un eco. Creí que mis frecuentes viajes hacia el mar estaban produciendo que el oído se obstruyera. Días buenos y días malos. Los ruidos excesivos me molestaban y me perdía de muchas conversaciones por no escuchar bien. Me inquieté cuando me di cuenta que el suave tictac del reloj me molestaba. Seguí escuchando toda clase de sonidos, empezaba a creer que estaba enloqueciendo y declaraba que mi oído derecho era todo un universo. Hasta que me llegó un vértigo tan fuerte acompañado de  nausea,  vómito y cientos de grillos cantando  en mi oído. Tuve que acudir al médico y seguiré con el médico. Mientras tanto, camino y vivo solamente con un oído y escribo: El silencio deja de ser una belleza cuando crees que alguien te grita.



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