lunes, marzo 06, 2006

Querido Milenio:

Les felicito por la renovación de su casa. Me encanta su color rojo, porque denota que son optimistas y luchadores por la vida. Un color del cual se dice que se puede usar para curar las dolencias de los cinco órganos de los sentidos: vista, olfato, gusto, oído y tacto. Y ustedes se destacan por esto, se siente en cada una de sus paredes adornadas por la multiplicidad de una familia que mezclan los temperamentos que mencionaba Aristóteles. Admiro su perseverancia por consolidarse en cada uno de los diversos sitios donde los puedan conocer. Su modelo arquitectónico, es tan fácil de llevarlo bajo el brazo sin ninguna molestia, como tenerlo junto a la tasa del café. Dentro de su casa, habitan personas con ideologías diferentes, escribiendo día a día la historia que nos toca vivir, narrándonos la libertad de pensamientos y con debates fuertes logran cumplir unidos el objetivo en que cada uno de sus lectores.

Recordé al gran Carlos Septién García cuando dijo que: “El periodismo entra por los ojos”. Y esto, ustedes lo han tomado en cuenta. Desde su fundación, hace seis años, me llamó la atención su nombre: Milenio, palabra que me suena a eternidad. Entré a conocerla y como una visita constante, recorrí sus diversas estancias, descansando en cada una de sus columnas y sus cimientos tan fuertes.

Con el transcurrir del tiempo, ustedes construyeron una casita en nuestro estado, y le ponen el nombre de “Milenio El Portal”, nombre característico que nos sella a los veracruzanos, pero también quiero creer que es como el Portal que describió Septién García: “La ciudad mexicana tiene su corazón en una plaza que es, siempre, hermosamente igual; un gran claro de luz florecido de laureles con polifonía de pájaros y canto gregoriano de agua en la fuente. Ciñe el cuadro hacia dos de los costados la iglesia barroca que sube a los cielos entre angustias mestizas y la casa de gobierno que levanta en el otro extremo sus muros oficiales; y cierran el cuadrángulo los portales que no se cansan de mirar el conjunto desde el perfecto trazo de sus ojos latinos… Templo, Municipio, Portal: Dios, el Estado, el Hombre. El portal es el símbolo mejor de la vida común. Feliz combinación de movimiento y permanencia”.

Hace siete meses, dejé de ser la visita asidua para formar parte de su familia, esto debido a la invitación de Omar Piña, lo cual estoy muy agradecida. Siempre es gratificante que alguien confíe en nosotros y nos de la bienvenida. Nunca imaginé que mis senderos, se transformaran en el largo camino de la escritura, este oficio mío de caminar y describir.
Como estoy convencida de que cada letra debe ir con la pasión y la veracidad, para poder impregnar lo mejor de nuestro espíritu a todos aquellos que descansan en nuestro alfabeto, aquí estoy, tratando de ser como ustedes. Con una identidad y con un rostro, y declarando lo mismo que Octavio Paz: “Las palabras son mis ojos. También soy escritura y en este mismo instante alguien me deletrea”.

Reciban un abrazo.

1 comentario:

José Antonio Galloso dijo...

Estupendo texto Clarice querida
Siempre me sorprendes con tu talento.
Besos