jueves, junio 29, 2006

Lêdo Ivo: soy una invención mexicana

Conocer a un poeta me causa un desasosiego infrenable, es como entrar a ese mundo incógnito de las letras que no tienen explicación, solo es sentirlas como el viento: en el alma y en el cuerpo. Y es que haber leído a Lêdo Ivo y después amanecer sabiendo que una de mis mañanas sería diferente tan solo porque escucharía su voz, me causaba emoción.

Llegar al sitio indicado, y observarlo que ahí estaba sentado solo hojeando un libro, me senté cerca y con mis nervios atropellé la silla elegida, y él, con mi ruido, volteó a ver mi rostro, con sus ojos grandes adornados por sus lentes cuadrados de pasta negra, su cabello cano y sus labios delgados, se extendieron para regalarme una gran sonrisa. Vestimenta formal pero con sus zapatos tenis marca reebok, baja estatura y sus 82 años de edad, Lêdo Ivo solo esperaba el momento para que fuera presentado como el invitado especial durante el Festival Internacional Junio Musical por la Universidad Veracruzana en el Encuentro de Poetas de Brasil y México.

Con una ternura de voz brasileña dijo: “Soy una invención de Carlos Montemayor. Soy una invención mexicana y México es mi segunda patria”. Lo declaró con tal convicción y recordando su primera visita que hizo a nuestro país. Así también compartió sus vivencias en otras ciudades mexicanas. Agradeció que por Carlos Montemayor, quien tradujo su libro “La imaginaria ventana abierta” en el año de 1980, a partir de esta fecha se dio a conocer en México.

Lêdo Ivo, nacido en Maceió, Alagoas, en el nordeste brasileño, en 1924, es poeta, narrador y ensayista. Está considerado uno de los más destacados dentro de la literatura moderna brasileña. Es representativo dentro del movimiento de la Generación del 45 de su país. Para él, la poesía representa en su vida: su propia vida y su razón de ser.

El poeta estuvo acompañado por Roberto Arizmendi y Jorge Lovillo la pasada mañana soleada del 30 de mayo. Compartieron la lectura de sus poemas, entre ellos: “Los pobres en la central de autobuses”, “Las viejitas de Chicago”, “Los murciélagos”, “Haga el amor de día”, “A los magnates”, dejándonos al público asistente, un corazón saudade.

Mis reglas se rompieron cuando permití que mi recuerdo con él se quedara en un papel fotográfico.

No conozco aún la nieve, mientras llegue ese día, sigo disfrutando de Lêdo Ivo con su poema:

“Soneto de la nieve”

Cuando te amo, siempre pienso en la nieve,
una nieve blanca como el esperma.
Pienso siempre en la nieve cuando te poseo,
en la nieve blanca que cae entre los álamos.
En mi niñez siempre deseé
ver la nieve caer, y atravesar la blanca
oscuridad de la nieve que entre el día y la noche
devuelve al mundo negro de un blanco seminal.
Yo siempre deseé que el mundo fuera la albura
de la nieve, como la blancura virginal
de la blanca sábana inmune a cualquier mácula.
Y la nieve cae en mí y cae en la desolada
noche oscura del alma, la nieve del silencio,
La inmaculada y frígida albura de la nada.

lunes, junio 26, 2006

La vida en un balón


El escritor británico Tim Parks declara que “Lo peligroso de escribir sobre fútbol es que lo que uno escribe no es interesante, lo interesante es lo que ocurre en el campo”. Entonces, ¿yo porque sigo con el tema futbolero si se supone que no es mi pasión? ¿Es acaso que ya me contagiaron? No puedo negar el pasado, la memoria se divierte en no saber como olvidar. Ahora entiendo porque tengo la manía de coleccionar autógrafos de los personajes que admiro, sí empecé con esta debilidad en mi niñez, en el estadio, cuando veía el desfile de famosos. Recuerdo cuando conocí al comentarista número uno de México, Ángel Fernández, que iniciaba sus narraciones con su frases celebres: “A todos los que quieren y aman el fútbol” y “El fútbol, el juego del hombre”.

Los ojos puestos en un balón. La vida es un balón que se convierte en euforia, pasión, recuerdo, algarabía, fe, éxtasis, magia, fanatismo, taquicardia, todo por esperar el ansiado gol. Ya lo dice Juan Villoro: “El fútbol es el más extraño catalizador de las emociones”. La vida es un balón convertido en un gol de oro molido.

Narradores que nos manipulan emocionalmente, escuchamos que la selección jugó con el corazón y con la cabeza y terminamos exclamando: “Jugamos como nunca, perdimos como siempre”. Y al comentar el partido llegan los “si tan sólo". Solo los que ganan no tienen pretexto.

Al contemplar como la selección mexicana ha perdido, me consuela refugiarme en la literatura. Amo al escritor Javier Marías, con el perdón de Juan Villoro, y en su libro Salvajes y sentimentales de la editorial Aguilar, un libro donde recopila sus textos sobre el fútbol, Marías elabora una alineación con escritores del siglo XX, me ha simpatizado al leerla:

Portería.
Dos que jugaron en su vida en esa posición: Vladímir Nabokov y Albert Camus. Defensas. Lateral derecho Henry James por ser de largo recorrido. En el centro Dashiel Hammet que parecía un tipo duro. Y defensa izquierdo Malcolm Lowry que al ser bebedor sería uno de esos defensas duros que no dejan pasar a nadie. Lateral izquierdo. Valle-Inclán, un autor muy vivo con malas pulgas a ratos. Centro del campo. Tres de largo recorrido: Como trabajador Thomas Mann; como 10 y cerebro del equipo y mente clara y organizadora del juego Marcel Proust; y W. Faulkner que tiene mucho aliento. Delantera. Jugaríamos con extremos: extremo derecho como siete Joseph Conrad, capaz en pocos metros de crear gran desconcierto y admiración; delantero centro Thomas Bernhard porque era muy agresivo; y con el 11, extremo izquierdo, uno de esos jugadores finos y creativos como Lampedusa. Banquillo. En la portería Camus o Nabokov que se alternarían la titularidad con igual solvencia. Para momentos de crisis no estaría mal Conan Doyle que tendría gran capacidad de juego para el medio campo. Defensa, Raymond Chandler. Y delantera un poeta: W. Yeats.

Ahora lo que me resta, es olvidarme del fútbol y esperar a saber el próximo domingo, quién meterá el gol para obtener la presidencia de mi país.

sábado, junio 24, 2006

Decisión

Foto: Priscila

Por no saber ella decidir que caminos la llevarían a la Tierra, a la Lluvia, al Fuego, al Viento...
decidió enterrar sus miedos.
Quizá por eso a ella la nombraron: Vida de Gracia

martes, junio 20, 2006

Un corazón en forma de balón

Fotomontaje por Jag


Me resulta difícil escribir sobre el fútbol, simplemente porque no es mi pasión. Debería de serla porque desde niña asistí obligada cada domingo al estadio a echarle porras al equipo de los “Tiburones rojos de Veracruz”, cuando en aquella época eran flamantes. El ambiente jarocho eufórico era genial. Mucho de mi vida ha tenido que ver con el fútbol. Mi infancia y adolescencia la crecí junto con mi hermano, quien me pagaba unos centavos para que jugara fútbol con él y me daba el doble si lo dejaba meter gol. Así nos divertíamos. Y cuando yo deseaba ganar, pues ninguna moneda se me hacía atractiva. Fui madrina de un equipo; en un colegio donde fui docente tuve que participar en el equipo femenil entre maestras y alumnas; el padre de Bethania fue un futbolista seleccionado; las asoleadas en mi piel con el fútbol playero sabatino; las charlas y las emociones mezcladas en los campeonatos, todo era y todo sigue siendo el fútbol. Quizá recordar me hizo darle la razón a Javier Marías: “El fútbol es la recuperación semanal de la infancia".


Me apasiona más el mundo de las letras, de la música, del cine, del arte entre otras cosas, en mis lecturas conozco escritores que desdeñan del fútbol como también me encuentro escritores que lo aman y que han derramado su alma en las letras contándonos sus historias ligadas con este deporte. Hay muchos, entre ellos están Juan Villoro, Pablo Neruda, Camilo José Cela, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, José Antonio Galloso, Mario Vargas Llosa, Augusto Roa Bastos, Jorge Valdano, Vinicius de Moraes, Milan Kundera.


Uno de ellos me conmovió internamente, leerlo me hizo recordar la memoria escondida de mi vida pasada, no dudé en pensar en que este escritor tiene un corazón en forma de balón. Y debo de pensar también que cada hombre en este universo que ama y vive por el fútbol, su corazón debe ser así.


Ahora, la mayoría de los ojos del mundo están concentrados en el mundial de fútbol, olvidando sus cotidianidades, soñando que su selección favorita se convierta en campeón, esperando con los nervios el gol de regalo, festejando hasta si pierden, apostando por lo que no tienen. Nada es impedimento con tal de gritar apasionadamente y apoyar a su equipo. Todos quieren ver volar a sus jugadores predilectos y cuando yo miro aquél portero, evoco lo que escribió Milan Kundera: “Tal vez los jugadores tengan la hermosura y la tragedia de las mariposas, que vuelan tan alto y tan bello pero que jamás pueden apreciar y admirarse en la belleza de su vuelo".


Estoy con la camiseta mexicana, y ya con dos partidos vistos de México, finalizo igual que Santiago Roncagliolo: “En este mundial, mis favoritos son Angola, Arabia Saudita, Costa Rica, Togo y Túnez. No sólo porque son los equipos con que me identifico plenamente, sino sobre todo, porque con ellos estoy seguro de que me ahorraré el aburrimiento de seguir el mundial entero, viendo a esos equipos sin sentido estético ganando y ganando todo el tiempo, ofreciendo el lamentable espectáculo de lo predecible”.

sábado, junio 17, 2006

Tadeu Coelho...

Yo no sé como toquen los ángeles pero quiero pensar que Tadeu Coelho es uno de ellos. Delgado, con un rostro de niño bueno, un corte de cabello estilo colegial y una gran sonrisa, Coelho toca la flauta transversa hecha de oro de catorce quilates con una perfección brillante. Interpretó magistralmente a diversos compositores recordando con alegría a su país: Brasil.

Tadeu Coelho se caracteriza que al escucharlo, los ojos no pueden dejar de ver como su cuerpo se convierte en la música misma. Siente la melodía que está tocando. Si es un movimiento allegro, él mueve su cuerpo con gracia, como la de un nato brasileño, y sí es un movimiento andante su cuerpo se mece suavemente. Inevitable de su parte, porque él dice que el músico también es un actor, y el gusto del público entra un 50% por los ojos y la otra mitad por los oídos.

Con su voz mezclando los dos idiomas sonando de manera graciosa, explica durante su concierto, los detalles de los compositores brasileños Camargo Guarnieri, Osvaldo Lacerda, Eldin Burton, Pattapio Silva y el mexicano Eduardo Gamboa. Contó las anécdotas y experiencias para ejecutar las obras completas de Pattapio Silva así como las orientaciones de su padre que también es flautista. Y tras una leve pausa donde salió del escenario, en broma nos dijo que fue para limpiar las zapatillas de su flauta.

La biografía de Tadeu Coelho nos dice que es un destacado flautista que ha ejecutado y grabado obras de compositores notables. Maestro en varias universidades, entre ellas las de Ioawa y en Croacia. Ha recorrido América, Asia y Europa como solita y músico de cámara. Tiene un doctorado en Artes Musicales en la Maniatan School of Music.

Siendo Brasil el país invitado al Festival Internacional Junio Musical por la Universidad Veracruzana, Tadeu Coelho fue uno de los invitados, se presentó en la Sala Chica del Teatro del Estado el pasado 6 de junio, acompañado por la pianista jalapeña Eleonora Barrales. Aplaudido grandemente, volvió a repetir la pieza Transparencias de Eduardo Gamboa.

Luego, se presentó en la Facultad de Música la tarde del 7 de junio para ofrecer una clase magistral a los alumnos de flauta, recordándoles que nunca olviden que se debe de creer en los alumnos cuando ellos sean maestros.
Como suele pasarme cuando me emociona alguien, me le acerqué al final de su concierto y le pedí una firma, él con gusto se inclinó para darme el autógrafo y en nuestra charla le comenté que yo era amiga de Eduardo Gamboa, y al escuchar esto, Tadeu se emocionó y me abrazó con mucho cariño.


jueves, junio 15, 2006

Soñé

Foto: Priscila

Soñé que era una azul de fuego
y cuando desperté
la voz del viento se había
llevado mis cenizas.

martes, junio 13, 2006

Gal Costa...

Foto: Bethania


Una de mis debilidades es la música y en especial la brasileña. Cuando supe que vendría Gal Costa a Jalapa, mi corazón latió con fuerza, con ansias esperaba verla y escucharla. El día llegó y aún sigo emocionada. Escucharla y conocerla ha sido una de esas noches grisáceas que se encargan de ser especiales y únicas. La palabra saudade se convierte en realidad. La voz de Gal Costa la traigo impregnada. Y es que el nombre de Gal tiene lo que escribió Caetano Veloso sobre ella: “Nombre que tiene un sabor a invento para mi más que para nadie”. El nombre verdadero de Gal es María da Graca Costa Penna Burgos. Pero al final de cuentas, ¿qué importa un nombre o seudónimo, si uno carga con la misma esencia del alma?

Nacida en Bahía, desde los dos años de edad, Gal decía que quería ser cantante, su madre cuando estaba embarazada deseaba tener un hijo artista y lo logró, Gal es la reina de la música brasileña. Su fuerte influencia musical fue Joâo Gilberto. A los dieciocho años, la presentaron con Caetano Veloso y al escucharla, Caetano tuvo la certeza que Gal sería la mayor cantante de Brasil. A partir de este encuentro, Gal fue apoyada musicalmente por Caetano, la dio a conocer y ha cantado con otros grandes: María Bethânia, Gilberto Gil, Milton Nascimiento, Djavan entre otros.

El Festival Internacional de Junio Musical cerró con broche de oro, con un lleno total en el Teatro del Estado, la noche del viernes pasado. Sobre todo porque fue la única presentación de Gal en nuestro país.

Ella salió al escenario brillante, con un traje negro ceñido a su cuerpo blanco y su cabellera negra, hermosa toda ella, acompañada por un grupo de músicos extraordinarios. Empezó a cantar con todo el corazón brasileño. Hablándonos en su portuñol como ella dice, cantando las suaves y rítmicas melodías de su última grabación “Hoje” (Hoy), su disco 32 producido por Cesar Camargo Mariano y con temas inéditos de compositores jóvenes; también interpretó temas clásicos de Carlos Jobim, Caetano Veloso, Chico Buarque y Vinicius de Moraes. Con suavidad, moviendo su cuerpo y ofreciendo sonrisas, la edad en Gal no existe. Su voz es la que susurra y cuando la escuché entregándose como los grandes, fue inevitable que una lágrima azul resbalara por mi mejilla y sosegadamente sintiera el viento en mi corazón.

Los efectos de su voz se confunden con los sonidos de la guitarra eléctrica en la infaltable “Meu nome e Gal”, mezcla el bosanova, samba, blues, pop y rock. Ella se despide y el público pedimos más después de una hora y media de escucharla, no queremos que se vaya, y ella regresa y nos canta: “As time goes by”.

La noche se hace larga para esperarla y clamarle una foto, una firma, un beso y los pacientes lo logramos. A cenar nos llevamos a dos de sus vocalistas para charlar en portuñol y bajo la gran luna jalapeña, recorrimos las calles satisfechos de Gal Costa y nombrando Brasil.


domingo, junio 11, 2006

Su voz

Pintura: Priscila

...y su voz se transformó en la voz de mi cuerpo.

viernes, junio 09, 2006

El regreso...

Iván, eres un adolescente de doce años, estás con tus amigos en la escollera del mar, todos en un área alta para echarse un clavado y tú eres el único que decide no aventarse, todo por tu pánico a las alturas. Tienes tanto miedo de que ellos te digan cobarde y ese es el resultado, realmente quedaste como un cobarde ante ellos. Tu madre te protege y tu hermano mayor, llamado Andrey, pelea mucho contigo. Eres un adolescente como la mayoría de los chicos. Con tus propias dudas, frustraciones y aventuras. Me llama la atención tu rostro blanco, tienes un aspecto fruncido, eres tan pequeño para reflejar amargura o enojo. Tu hermano en cambio, se le nota más relajado. Quizá se lo hayas heredado a tu madre, guapa, pero con un rostro sin descripción.

En una riña de las acostumbradas con tu hermano, llegan corriendo a tu casa y nunca se imaginarían tu hermano y tú, que la vida les cambiaría. Durmiendo se encuentra tu padre. Y te enojas y buscas esa foto olvidada en donde apareces con él. ¿Por qué ha regresado tu padre? –te preguntas.

Externas las preguntas y escuchas las respuestas: ¿Cuándo llegó? –simplemente llegó- ¿De dónde vino? –simplemente vino-.

La comida está servida, tu abuela, tu madre, tu hermano, tú y tu padre listos para comer como si siempre hubiera sido así. Estás a la expectativa, cuestionando y observando todos los detalles de tu padre. Parece que no te gusta. Pero al menos te entusiasma la idea, de que son invitados para ir de viaje en las cercanías y poder pescar. Duermes emocionado, listo con tu equipaje y con la curiosidad de cómo serán esos días. No olvidas llevar tu libreta para escribir tus vivencias.

En el auto de tu padre, inician el viaje juntos. Te rodea un paisaje maravilloso, oliendo el mar, las hierbas, la lluvia y lo solitario del camino. Mientras tu hermano viaja relajado, tú sigues disgustado y caes en rebeldías. Nunca te esperaste que tu padre fuera una persona exigente, misterioso, duro, callado, recio, de esos padres que creen que con su disciplina fría sin bases de cariño, es el camino correcto para educar a un hijo. Esto es lo que te molesta exactamente de tu padre. Te abandonó doce años, te resistes a permitir que con una facilidad él venga a decirte como se deben de realizar las cosas, sobre todo que te exija a que lo nombres “papá”.

Un viaje conflictivo, sufren algunas peripecias, las normales durante un viaje de carretera, tu padre sigue siendo demasiado exigente o cruel en tu trato para mi gusto. No es la forma que tú esperas para que él se gane tu cariño. Y te hartas en las discusiones y le gritas: ¿Por qué regresaste? –para estar con ustedes y porque tu mamá me lo pidió- ¿Doce años para volver y para que te vayas de nuevo? Si no fueras tan necio te querría, pero te odio papá.

Tus palabras tan sinceras y fuertes, te provocan correr y correr, detrás de ti, tu padre y tu hermano van en tu búsqueda. Subes al faro de la isla donde se encuentran, pierdes el miedo y te atreves a exclamar que no eres cobarde y que te vas a lanzar. Tu padre quiere salvarte, explicarte muchas cosas. Tú no le das tiempo. Él se va antes que tú. Nunca imaginaste que a tus doce años, tu vida cambiaría por el regreso de tu padre.


jueves, junio 08, 2006

Encontré

Encontré lo que no es mío

lunes, junio 05, 2006

La Atenas veracruzana

Cielo con letras en forma de nubes. Bruma blanquiazul. Humedad. Ambiente de montaña. Niebla. Lluvia cálida. Sol indeciso. Calles empinadas, angostas, anchas. Callejones. Arquitectura ecléctica. Edificios. Palacios. Catedral. Antiguas casonas. Cafés. Murmullos de aves. Parques. Lagos. Jardines. Árboles de viento. Colores. Aromas. Sabores. Luz. Leyendas. Gente por doquier. Rostros juguetones. Cuerpos nostálgicos. Historia concentrada. Cultura impregnada por doquier. Esto y más es la ciudad de Xalapa, un constante movimiento en todos los sentidos.

La vida y la belleza concentrada en una ciudad en que su nombre es una voz de lengua náhuatl que significa "manantial sobre la arena". Es la capital del estado veracruzano. Está situada en las faldas del cerro de Macuiltépetl y las estribaciones orientales del Cofre de Perote, en la zona de transición entre la Sierra Madre Oriental y la planicie costera del Golfo de México. Su altura se encuentra a 1,427 metros sobre el nivel del mar.

Xalapa ha sido nombrada “La Atenas veracruzana” y no precisamente porque se parezca al país griego, sino porque se caracteriza una ciudad en que se respira la cultura por todos lados. En esta ciudad se concentra el arte en su magnitud. Museos contándonos la historia, salas de conciertos deleitándonos en todos los géneros musicales, exposiciones plásticas para todo tipo de ojos, bibliotecas, librerías, presentaciones de libros, muestras de cine, obras de teatro, campo deportivo bordeado de columnas griegas, escritores, poetas, músicos, artistas adornando esta ciudad a lo largo del año.

Junio Musical es un ejemplo de lo que la Universidad Veracruzana ofrece apoyada por otras asociaciones. Cada año, organiza El Festival Internacional y en esta ocasión, Xalapa se ha vestido de Brasil. Invitados de honor: Nélida Piñon, Ledo Ivo, Gal Costa, Denisse de Kalafe, Tadeu Coelho, entre otros.
Brasil me hace añorar a los que ya se fueron: Jorge Amado, Vinicius de Moraes, Antonio Carlos Jobim, Glauber Rocha y Ayrton Senna da Silva.

Suspiro por los que no vinieron: Caetano Veloso, María Bethania, Fafá de Belém, Oscar Niemeyer, Pelé, Fernando Meirelles.

Bailamos carioca, bebemos poesía y al anochecer nos convertimos en saudades.

También la cultura se encuentra como la describe: Luis Rivera: “No hay que ser elitista, la cultura se bebe en las tabernas y en las calles, sorbiendo el sol y oliendo los meados de los gatos; la cultura se recoge en la vida de hoy entre el decorado de ayer”.

Me gusta Xalapa. Alguna vez dejé el mar que me vio nacer para refugiarme en la montaña. Ésta que me tocó vivir. Xalapa y sus alrededores me atrapan y recuerdo la voz de Ledo Iva: “Las montañas caminan en el paisaje y me rodean cuando estoy durmiendo. Y cuando estoy durmiendo sueño con las montañas. Trato de alcanzarlas, pero mis manos también sueñan. Todo en mí sueña cuando estoy durmiendo mi sueño de piedra. Sueño que las montañas también están soñando. Sueño que las montañas sueñan conmigo cuando están soñando. Y cuando me despierto vuelvo a soñar y me transformo en montaña”.

sábado, junio 03, 2006

Cómo suicidarse sin morir en el intento...

Wilbur Nourth quiere morir. Busca diversos intentos para suicidarse pero siempre existe algo que se lo impide. Puede parecer raro ante quienes lo rodean. Tiene una personalidad contradictoria, entre carismático y amargado, cargando una frustración. Vive culpable de su pasado por el recuerdo de su madre. Su hermano Harbour siempre está al pendiente de él. Su padre les dejó una vieja librería de herencia. Wilbur trabaja en una guardería y no le agrada mucho ayudar en la librería; el encargado es su hermano. Los hermanos son unidos y solitarios, tal pareciera que siendo jóvenes maduros no se les contempla un futuro. Radican en Glasgow.

Wilbur Nourth quiere morir. Busca una manera digna, cree que su muerte puede ser triunfante porque la vida no la encuentra ni la siente merecedora. Asiste a charlas colectivas para suicidas orientados por médicos y psicólogos, dando un resultado negativo. Nada le convence, nada le satisface, nada le atrae. Melancólico contrario a su hermano que es alegre y optimista.

A la librería llega una chica, Alice, va a vender libros usados y robados que recoge de una clínica donde trabaja como afanadora. Semblante triste que lucha para sobrevivir y mantener a su hija ya que es madre soltera. En sus frecuentes visitas, Harbour se enamora de ella y le pide matrimonio. Su hija, Mary, tiene mucha empatía con su futuro padre.

Wilbur Nourth quiere morir. Se está ahorcando y Alice llega a tiempo a salvarlo. Pasan los días y vuelve el intento del suicido ante la altura de un edificio para saltar. En ese momento se da cuenta que conocer a Alice, su historia se convierte en un hombre que muere por vivir. Es inevitable enamorarse de la chica imposible.

Casado su hermano, forma una familia que les arranca sonrisas la pequeña hija y las convivencias logran estar contentos. Pero a Harbour le diagnostican cáncer pancreático y Wilbur se aferra a proteger la familia. Es cuando se da cuenta que realmente su vida puede tener sentido y cambiar. Wilbur comprende que después de todo es bueno que la gente se junte con alguien cuando no se tiene a nadie.

Wilbur vive pero muerto por dentro, por un corazón que de momento no le pertenece, los secretos inician, la oscuridad y el silencio. Sus certezas por la vida llegarán a tiempo.