Imagen de Henn Kim |
Verano del 3 de agosto
Hace
mil y una noche, era jueves.
Y escribo:
Gracias
a Dios por enseñarme a contar mis días y darme un corazón de búsqueda y
curiosidad para tener plenitud.
Gracias a mi madre por encapricharse y
desgarrar su vientre para nombrarme.
Gracias a mi familia porque no me permitieron
elegirlos, pero me tocó tenerlos para recordar quién fui y quién soy. Gracias
por cada uno de ellos. ¡Gracias!
Gracias a mis amigos que me han entregado su
corazón y me han hecho vivir de mil maneras.
Gracias por las palabras de ustedes que me
reinventan y me hacen volar.
Gracias a mis pastores que con su vara me
infunden aliento.
Gracias a mi Sherezade que no ha permitido que
me aburra por vivir y me alimenta de conversaciones para que yo aprenda y
crezca.
Gracias a mi Bella Genio por impulsarme a
vivir.
Gracias al mar que me reta a controlar mi
vulnerabilidad; gracias a la montaña que me invita a continuar el camino;
gracias al cielo que me llena de su gracia; gracias a los árboles, al viento, a
las flores y a todos los perros que me provocan la mayor imaginación y alegría.
Gracias al cine, a la literatura y a todo el arte que me han cambiado la
mirada. Gracias a todas mis hojas blancas que me esperan para contarme la vida.
Gracias a la vida por todos los sucesos
maravillosos y adversos que he vivido.
Otra vez, otra vez, sí, otra vez, felizmente,
cumplo otro año de vida siendo jueves.
¡Salud!
1 comentario:
Gracias a la vida que nos ha dado tanto y nos ha quitado confundiendo asi...
las risas con
las lágrimas.................
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